Fidelidad y transparencia en la traducción.
Como sabemos, toda traducción profesional debe ser «fiel» a su texto original, pero, a la hora de traducir, existen muchos más elementos que la simple reproducción del mensaje de origen, cosa que los medios de comunicación y las personas que hablan sobre la actividad sin conocimiento alguno no tienen en consideración. Si no que piensen en cuando se han reído con una película hecha en Estados Unidos, Alemania o cualquier lugar que no tuviera su lengua nativa y que la haya tenido que ver traducida. Este pasaje humorístico, es posible que no tenga ningún parecido de la lengua de origen a la lengua meta, y que el traductor le haya tenido que ser «infiel». Es decir, la fidelidad tiene que ir unida a la transparencia, ya que sin transparencia no habría risa, nos tiene que «sonar bien» y natural en nuestro idioma para que nos haga gracia. Esto se hace con el objetivo de generar efectos análogos entre los producidos en el lector del texto de origen con el lector meta. A todo esto se le tienen que añadir las directrices estipuladas en el encargo de traducción y el nivel de idiomaticidad en la lengua origen y la lengua meta y la coincidencia de los marcos culturales origen y meta.
Dentro del proceso traductor se distinguen básicamente tres fases: comprensión, decodificación y reformulación. Esto quiere decir que el texto estará marcado por el paso del traductor y no va a quedar «impoluto». Un crítico francés del siglo XVII acuñó la expresión les belles infidèles para sugerir que las traducciones, como las mujeres, pueden ser o bien fieles o bien hermosas, pero nunca las dos a la vez. Esto se puede desmentir y explicar por qué. Toda traducción profesional, cuando consigue trasmitir el mensaje, no está hecha de manera literal. Para conseguir el efecto deseado y la transmisión del mensaje, estará compuesta por las dos propiedades: fidelidad y estética. Por esto decimos que una propiedad no excluye a la otra, y que para que se trate de una buena traducción debe estar compuesta por las dos.
Como dice María Teresa Gallego Urrutia sobre la fidedigna en una entrevista en línea: «Se refiere a la investigación exhaustiva del vocabulario, de las expresiones... Al conocimiento de qué había en la vida real detrás de cada palabra…».Por otra parte, Gabriel García Márquez en su artículo referente a las traducciones de sus propios libros, dice que Gregory Rabassa traduce sus libros como si se los aprendiera de memoria y después los tradujera al inglés. Además nos dice que «su fidelidad es más compleja que la literalidad simple», a diferencia de traducciones en las que lee y dice que no le parece ser él el que escribe, no obstante, no serán traducciones fidedignas en toda regla.
En fin, podemos decir que la fidelidad en traducción es saber respetar el sentido, los aspectos culturales y pragmáticos, el estilo, etc., lo que no está en contraposición a la transparencia y al buen dominio de la sintaxis de llegada.